domingo, 6 de julio de 2008

Cementerios...

CEMENTERIO PARROQUIAL

Tenemos una herencia de relámpagos continuos,
Ardientes líneas del destino
Anhelando hallar la calma en el antiguo
Subterráneo
Y un nudo confinando escombros
En las arterias del tiempo inagotable.

Nos llevaron a besar
Las viejas manos del otoño
Y arrancar destellos del sol en el ocaso.
Tropezamos tantas veces,
Nacieron tantas llagas,
Que paliamos el dolor sembrando
Un alarido.

Inquieta caravana de fantasmas,
Hemos arrojado polvo sobre túmulos abiertos,
Hemos peinado sueños hasta la calvicie.
A la luz de la vela envejecemos
Lentamente,
Esperando el anuncio
Del solemne campanario.

Es hora de bebernos el vaso
De cenizas
Y confraternizar en nuestra mesa
De mantel roído,
De modo que al llegar el alba
Encontremos el camino
De regreso.
Rodrigo Torres López.
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El huerto del silencio, campo sembrado de los días idos. Es tan difícil evitar el sobrecogimiento ante ese halo de quietud, en donde el tiempo poco importa y la historia es un dibujo trazado con carbón.
Somos algo, una línea - como la de los sismógrafos - que describe de manera irregular su desarrollo y que indefectiblemente, se detiene.
Lo que pretendo plantear es que - aun cuando suene cursi, repetido y majadero - la vida que se nos otorgó en gracia, tiene un fin. Somos perecederos y no tenemos muy clara la idea a ese respecto. Por tanto, vivimos mal, nos quejamos, envidiamos, criticamos y lo que menos hacemos es valorar... y valorarnos (en una medida criteriosa, claro está).
El poema que subo en esta oportunidad, figuraba en mi antiguo blog; ese que detuvo sus palpitaciones hace un par de años. Creo que es importante rescatarlo y, aunque se relaciona con el anterior poema (El cuarto piso), no es una tendencia que sigo deliberadamente; sólo me hace cierto ruido y quiero compartirlo.
Hace muchísimo tiempo que no visito un cementerio, la foto es del cementerio 1 de Rancagua, pero la bajé de internet. Sin embargo, pienso que constituyen el remanso perfecto para silenciar momentáneamente nuestros bulliciosos días.