lunes, 9 de junio de 2008

EL CUARTO PISO




EL CUARTO PISO (Hospital de Sewell)

Es sólo la agonía de unos cuartos vacíos
Y la palpable sensación de una amenaza
Es el soplo lúgubre que duele y nos emplaza
A iniciar la retirada bajo escalofríos.

Fueron tantas sombras condenadas al encierro
A vagar entre sollozos y lamentaciones
A entonar las mismas melancólicas canciones
A vibrar con la materia sólida del cerro.

Van las almas por los infinitos recovecos
Y en la soledad protestan con sonidos secos
Ahuyentando la curiosidad del insolente.

Son sus ojos las oscuras bóvedas dormidas
Donde acopian su miseria: lágrimas, heridas
Y la evidencia de ser olvido eternamente.

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¿QUÉ HABRÁ MÁS ALLÁ?

Muchos quisieran saberlo (a veces me incluyo entre esos muchos), pero la verdad es que lo que sabemos o intuímos sólo puede incluirse dentro de los marcos de la duda y la suposición. Es evidente que cada uno de nosotros sabrá la respuesta llegado el momento. Es innegable que nuestros relojes detendrán sus agujas terrenales en un trozo de espacio-tiempo que ni siquiera sospechamos.
El poema que subí esta vez, es un soneto que escribí el año 2005, cuando trabajaba en Sewell, ciudadela inserta en los pulmones de la Cordillera de Los Andes, dentro de cuyas entrañas palpita la Mina El Teniente (Chile-Sexta Región). En 1945 se produjo la espantosa tragedia del humo, que mató a cientos de mineros, provocando la más insondable de las tristezas en sus familias. Si alguien visita el Cementerio Nº 2 de Rancagua, podrá observar el sector en donde se ubican las tumbas de aquellos malogrados y esforzados trabajadores. Sin embargo, siempre he pensado que muchas almas aún recorren los rincones de Sewell, en especial, los pasillos y habitaciones del antiguo hospital (Edificio 157), en cuyo cuarto piso escuché - junto con mis compañeros de trabajo - perturbadores ruidos y donde además, podía percibirse inexplicables cambios de temperatura, pues el frío parecía concentrarse por momentos en un solo metro cuadrado, opinión compartida por quienes estábamos en algún cuarto, revenido en oficina administrativa.
¿Qué habrá más allá? o ¿Todo está acá?